La caries dental es una enfermedad multifactorial que implica una interacción entre los dientes, la saliva y la microbiota oral como factores del propio individuo y la dieta como factor externo. Además, también pueden ser determinantes factores genéticos, biológicos, conductuales, etc..
La caries es una forma de infección en la cual se acumulan bacterias específicas sobre la superficie del esmalte, donde elaboran productos ácidos que desmineralizan la superficie y disgregan el diente.
Una vez que se ha producido el daño en el esmalte, el proceso evoluciona a partes más internas del diente, a través de la dentina hacia la pulpa. Si el proceso no se detiene, el diente puede quedar totalmente destruido. El avance de las caries puede ser interrumpido eliminando mecánicamente el tejido dentario infectado y sustituyéndolo por un material sintético adecuado que restaure la forma y las funciones normales del diente.
Si las caries se dejan sin tratamiento, el proceso penetrará finalmente a través de los conductos radiculares más allá del diente, hacia el tejido blando, donde iniciará una reacción inflamatoria dolorosa.
Es una de las enfermedades bucodentales más comunes en todo el mundo. Suele aparecer en niños y adultos jóvenes, aunque realmente puede afectar a cualquier persona, perjudicando de forma importante su calidad de vida.
La caries dental se asocia a las siguientes causas:
Las técnicas de diagnóstico más comunes se basan en el análisis de los siguientes aspectos:
Antes de la planificación del tratamiento, es un prerequisito importante determinar el riesgo de caries de cada individuo.
Las medidas de control de la enfermedad tales como enseñar al paciente la mejor forma de eliminar la placa a través de una correcta higiene bucal, mediante el cepillado dental diario, aplicación de fluoruros (pastas dentífricas, geles, etc.), modificación de hábitos dietéticos, que permiten evitar o al menos posponer la aparición de lesiones.
Como los niños son muy propensos a desarrollar caries, es necesario reforzar las medidas preventivas. Se recomienda seguir una correcta higiene bucal, incluso antes de que aparezcan los primeros dientes.
Y en el caso de los bebés, se aconseja llevarlos al odontopediatra desde el primer mes de vida, así como limpiarles la boca a diario con una gasa limpia y húmeda. Cuando empiecen a erupcionar los dientes decíduos o de leche, se debe utilizar un cepillo pequeño de filamentos suaves y redondeados tres veces al día.
El grado de colaboración del paciente es indispensable, de manera que cualquier persona puede aprender a controlar el desarrollo y la progresión de la caries a través de las medidas de control y preventivas citadas anteriormente.
Se recomienda visitar al odontólogo una vez cada 6 meses o una vez al año para asegurar una correcta salud bucal.